A estas alturas, no es de extrañar que el gobierno actual siga recortando derechos a las clases más desfavorecidas socialmente: la clase trabajadora.

Un nuevo episodio de la ofensiva de involución en la conquista de los derechos por parte de los trabajadores y trabajadoras, lo estamos viviendo durante estos días con la puesta en marcha de la nueva reforma laboral.

Obviamente, esta reforma, no es otra cosa que abaratar los despidos de los trabajadores y facilitar al empresario cualquier artimaña para, sin ningún tipo de contrapunto, despedir de forma sencilla, rápida y barata a cualquier empleado.

La situación se agrava progresivamente: Plan de ajuste, el “pensionazo”, ahora la reforma. La progresiva eliminación de los derechos del trabajador es un hecho y, los sindicatos, ¿Dónde están? En el sitio de siempre, del lado del gobierno y actuando como perros falderos de los empresarios.

El empeño por parte de las altas esferas en que la clase obrera pague los más de 600.000 millones de euros de deuda es cuanto menos impactante, así como el continuo esfuerzo por el gobierno por refundar los bancos y las diferentes entidades privadas que se ven abocadas al abismo ante esta crisis.

Esta crisis, su crisis, provocada por los despilfarros y desajustes del sistema capitalista no la vamos a pagar nosotros, los que con nuestro trabajo y sacrificio generamos esa plusvalía que hace que el entramado económico capitalista funcione.

Nosotros nos vamos a encargar de destruir este sistema vigente. Vamos a ser los responsables de un cambio a mejor en la estructura social. Emulemos a nuestros camaradas y compañeros griegos. ¡¡Detengamos sus planes!!