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martes, 19 de enero de 2010

Memoria histórica para conquistar el futuro.


Esta fue la primera parte del lema de la manifestación antifascista del 20-N que se celebró en Madrid en el año 2006 y ahora, como siempre, hacemos nuestra, de todos y todas, dicha frase.

El análisis de la historia de manera científica siempre ha sido una prioridad para todo revolucionario (ya lo decía Marx: “la historia debe ser analizada por sus contradicciones”) y, en función de dicho análisis objetivo y científico de algún hecho histórico, problema o situación, se plantearán iniciativas para corregirlo, o lo contrario.

Hoy en día se está perdiendo la capacidad de analizar, es más, nos la están arrebatando en el sentido total de la palabra.

El sistema político, la sociedad liberal-capitalista, el fascismo institucional... y un largo etcétera de factores y organismos están haciendo que nuestra capacidad de análisis crítico caiga muerta, bien por actuaciones mediante medios de manipulación de masas como la televisión o la radio, o bien, con las propias actuaciones de dichos organismos mecanizados para llevar a buen puerto sus egoístas intenciones.

Han pasado algunos años desde que la última víctima del franquismo derramara sangre por el único motivo de luchar por la justicia, la igualdad y, en definitiva, por la libertad. Hace algún tiempo de ello pero no podemos olvidar la crudeza con la que los asesinos sembraron el odio en el Estado Español con una férrea dictadura de carácter faccioso.

Es fundamental el análisis de ese periodo tan dramático, ese periodo que aún se reproduce en nuestros días, eso sí, de manera más discreta.

El mantenimiento de instituciones heredadas del franquismo es un vivo ejemplo de ello (Franco impuso una monarquía tras su muerte y la bandera roja y gualda, la cual no votó el pueblo, no se produjeron depuraciones de los mandos políticos y militares durante la supuesta transición, etc). Pero, ¿Por qué no se le muestra un rechazo frontal a dichas instituciones?¿Es realmente consciente la población de ello? Por desgracia no.

El silencio que se ha forzado en el Estado Español es preocupante y a la vez nos da una explicación clara de los intereses con los que se ha instaurado el capitalismo: Que los mismos sigan mandando de una u otra forma.

Familias enteras desaparecidas, desconocimiento de la población de los sucesos históricos y políticos que se vivieron en la dictadura y encubrimiento del actual sistema tras una inventada transición que no fue más que una farsa que tomó credibilidad con el supuesto intento de golpe de estado de Tejero.

En la actualidad, la clase política propone leyes de punto y final o, lo que es lo mismo, el olvido progresivo y sistemático de la historia, la nuestra.

Por ello es indispensable el mantenimiento de la memoria histórica. La juventud no puede olvidar lo que sucedió en cada una de las calles del Estado Español, no puede olvidar como se sembró el genocidio, la tortura y la represión de ideas justas y no puede olvidar quienes fueron los que colaboraron a ello (Iglesia, ejercito, mandos policiales…), los mismos que hoy siguen estando en las altas esferas de nuestra sociedad y en puestos importantes.

Ellos son los mismos que intentan borrar la huella del pasado, una huella que debe perdurar en el tiempo.

Memoria histórica para conquistar el futuro.
Torremolinos Antifascista.